martes, 20 de octubre de 2009
Certamen Arte Contemporaneo 2009
Mirar el arte desde la perspectiva personal, difiere del sentimiento que tuvo el artista propiamente dicho en su ejecución magistral, (lo importante es el mensaje ni tan siquiera la técnica debe interferir en la palabra que domina en el color y en el sentimiento de lo artístico), pero si ejecutamos según los estilos establecidos o istmos, el arte se conforma y determina consustancialmente a la derivación de la teoría y no del sentimiento. El artista en lo social es un comunicador de lo que presiente que va a denostar en la superficie a ejecutar, pero esto puede tener un valor relativo según el observador y más aún en el aspecto ideal de la crítica que también se amplifica y ve lo que los otros no detectan. Si el hombre no existiera sobre la tierra, la podredumbre y la verdad del loto en su florecer seguirían determinando lo real en lo natural.
La humanidad necesita de la fantasía y del arte para poder vivir, del engaño de lo artístico del mentidero del arte pues sin él no se puede existir humanamente hablando. Arte y humanidad van intrínsecamente unidos, en la filosofía aplicada al arte y en las demostraciones del realismo en el arte, la técnica sin el sentimiento no sirve para nada. El pathós o síntoma del arte debe imperar como un soplo o pneuma al griego modo sin temor a la indicación de que pueda agradar o no a un público determinado pero no determinante, los grandes artistas lo han sido mayormente después de su muerte y este tardío reconocimiento navega en el propio poder del hacedor de arte que se quema las manos y el sentir cada día, cada vez en el parto de la criatura artística.
Desde que el hombre es hombre creyó y verificó a sus dioses en los ídolos como símbolo de un más allá que vibra en otra dimensión que sentimos pero que no vemos. El arte debe ser así o algo similar, un sentir para ver lo irreal en una surrealidad ensoñada que impacta en las vértebras del ser. Estar, soñar en el sentimiento artístico para realizar la bondad, el amor, el bien y la paz en un planeta hostil a sí mismo y por lo mismo; vivo. Este pálpito se encuentra en lo natural y en la humanidad que piensa y distorsiona a través de la mente lo real para ser un vestigio, una desintegración atómica en lo abstracto y recogerse luego en un átomo de luz. Todo es por la luz; el color, la sombra, los volúmenes. Pero en el tiempo reside el secreto, transcurre y lame, corroe, cura y destruye y nos vuelve a la nada. Luego todo es por el amor, y el arte es amar lo bello. Amemos la vida y la bondad de ser, y sintamos por siempre la Paz artística que viene de Dios como don.
(JAVIER DE LA ROSA, DE LAS ASOCIACIONES NACIONAL E INTERNACIONAL DE CRÍTICOS DE ARTE, EMBAJADOR PARA ESPAÑA DE LA CULTURA ITALIANA, ACADEMIA FEDERICO II DE ITALIA).
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